El proyecto educativo de Begoñazpi Ikastola, centrado en los últimos años en la innovación y en la metodología de la ‘Enseñanza para la Comprensión’ de la Universidad de Harvard, no obvia un capítulo tan importante en el crecimiento vital de los alumnos: su desarrollo como personas.
A través de una lectura cristiana de la realidad, tal y como contempla la misión de la ikastola diocesana, Begoñazpi ha dado un paso más allá en su educación para trabajar también en el desarrollo de sus alumnos como personas solidarias y comprometidas con la sociedad. De ahí surge, desde hace ya una década, un plan pastoral y educativo integral que se hará visible en la enseñanza de valores. Su principal eje radica en que los alumnos estén al servicio de los demás, de acuerdo al mensaje de Jesús de Nazaret.
De la misma manera que la innovadora metodología, el proyecto pastoral de Begoñazpi Ikastola convierte, así, a los alumnos en protagonistas, para que profundicen en vivencias, en experiencias de vida que, lo mismo que sus estudios, centren su progresión como personas.
Aunque el plan pastoral y solidario está estructurado en diversos apartados y que se visualizan en diferentes campañas, trabajos educativos o celebraciones, quizá los proyectos más destacados sean los de Aprendizaje y Servicio, extendidos ahora en todas las etapas educativas de Begoñazpi y trabajado en muy diferentes ámbitos. En definitiva, los alumnos se ponen al servicio de las personas a través de una necesidad real.
A través del proyecto ‘Aprendizaje y Servicio’, los alumnos se ponen al servicio de las personas con una necesidad real
Ayuda entre compañeros
De ahí que los alumnos de Begoñazpi participen en numerosos proyectos solidarios, tanto dentro como fuera de la ikastola. Son, por ejemplo, los alumnos de 4º de ESO los que ayudan a los profesores en el refuerzo de las asignaturas de Infantil y Primaria. Lo mismo cogen el teléfono en la secretaría, que ayudan en la entrada y salida de los autobuses, organizan una clase o colaboran en una excursión. “Los alumnos toman una responsabilidad personal. Están aprendiendo otras facetas de la vida mientras prestan un servicio a la comunidad”, señala Aritz Luzea, responsable de Pastoral.
‘Zirikiña’ –el nombre de este programa en concreto- fue el primero de una serie de proyectos con el mismo objetivo. Vendrían después otros planteamientos similares, aunque con fines diferentes. Los alumnos de 2º ESO trabajan en ‘Hiritar’, un proyecto con el que profundizan, con los alumnos de Primaria e Infantil, en materias como la empatía y la asertividad, el ‘bullying’, los derechos humanos, las emociones… O les echan una mano en asignaturas en las que tienen más dificultades o, mientras tanto, los alumnos de Primaria vigilan y cuidan al mediodía un aula de estudio o ayudan a gestionar el espacio de juegos.
El aprendizaje a través del servicio, en realidad, implica a toda la ikastola. Sin ir más lejos, en la colaboración dentro del proyecto Gidari, mientras que los alumnos de Primaria ayudan a alumnos de menor edad, los de ESO supervisan a los de Primaria y los alumnos de Psicología de Bachillerato hacen de mentores de los de Secundaria. Un círculo que pretende dar a los alumnos una formación integral para sacar lo mejor de cada uno. “Nos acercamos a los retos de la vida adulta; los alumnos se sienten útiles, salen del rol del alumno tradicional y ven cómo crecen como personas”, explica Emilio Mañas, profesor de Religión y coordinador de los proyectos.
Acciones externas
El proyecto transciende los muros de Begoñazpi Ikastola para cooperar en otros ámbitos en los que se detectan problemas reales.
Pero no solo se trabaja dentro de la ikastola. El proyecto de Aprendizaje y Servicio trasciende los muros de Begoñazpi para cooperar en otros ámbitos en los que se detectan problemas reales. Así surge el proyecto ‘Deituak’, en el que los alumnos de Bachilerato acuden a residencias de ancianos, a Cáritas, a la parroquia Begoñazpi de Santutxu, a hogares para personas en exclusión social, a las guarderías para madres inmigrantes… La misión no es otra que ayudar a quien lo necesita a través de tareas de todo tipo: desde pasar el rato acompañado, cantando o leyendo a los mayores, a repartir alimentos, enseñar a los niños o recoger comida, entre otras muchas.
“Son cosas que nunca han trabajado en el aula. Los alumnos se convierten en protagonistas y muestran sus habilidades sociales. Incluso, alumnos que no van bien en el aula, en estas tareas son los que más colaboran”, explica Luzea. Las ventajas son muchas y variadas. El alumnado, ante roles diferentes, trabaja al mismo tiempo que la solidaridad, la iniciativa, la timidez, la socialización o el compañerismo… Se desarrollan, en definitiva, como personas.
Reflexión sobre la vida
Son algunos de los proyectos más visibles de la educación en valores de Begoñazpi. Incluidos en el currículo escolar, -son trabajos que valen para nota- se complementan con la formación académica en torno a diferentes asignaturas, como por ejemplo, la de Religión. De este modo, además, la materia se integra de una manera práctica en la innovadora metodología La Enseñanza para la Comprensión y el Aprendizaje basado en Proyectos, implantado con éxito en toda la ikastola.
Todo el trabajo de Pastoral, redirigido en estos últimos años hacia tareas más prácticas, no elude en todo caso una formación tanto teórica como de reflexión, que ayude a los alumnos a pensar sobre su vida, sobre su futuro. Se desarrolla así también la inteligencia espiritual, una de las inteligencias múltiples que se trabajan en Begoñazpi Ikastola.
A todo ello, se le unirán jornadas y campañas que incidirán en el mismo objetivo; de las campañas de comercio justo, a las de recogida de tapones, de alimentos o etiquetas de yogures, siempre con fines solidarios.
Desde la puesta en marcha de esta serie de proyectos, el cambio en la actitud de los alumnos y el ambiente de la ikastola fue radical. Solo el primer año, el número de problemas de disciplina se redujo en un 47%.
“La implicación del alumnado y su buena disposición es evidente”, subraya Mañas. Tanto, que desde la puesta en marcha de esta serie de proyectos, el cambio en la actitud de los alumnos y el ambiente de la ikastola fue radical. Solo el primer año, el número de problemas de disciplina se redujo en un 47%. Incluso, en muchos de los proyectos, se ponen en el papel de los profesores, lo que incide positivamente en sus estudios.
El proyecto global también implica a todo el profesorado, encargado de supervisar y acompañar a los alumnos, así como a las familias. De acuerdo con el Plan Diocesano de Evangelización, Begoñazpi también organiza celebraciones y acciones para todos, siempre en torno a motivos que incidirán en la convivencia, en la fe o el servicio. Desde el Gesto Diocesano a los programas de testimonios, el Domund y la cercanía a las misiones, entre otros muchos.
Es, en definitiva, un extenso programa que completa una educación integral de los alumnos y que responde a los retos de su vida adulta para que la puedan afrontar preparados, también, desde el compromiso con esta sociedad.