La investigación científica, la educación para el mundo real

Investigación científica en Begoñazpi Ikastola

Los alumnos de Begoñazpi Ikastola presentaron sus proyectos de investigación científica en la Zientzia Azoka

Cuando la sociedad y el mercado laboral demandan personas que sepan pensar por sí mismas, más allá de tener unos conocimientos técnicos específicos, la educación tiene mucho que aportar. Los centros educativos están en la obligación, por tanto, de buscar fórmulas que ayuden a los estudiantes a analizar situaciones, a investigar, a aplicar sus conocimientos en la vida real. A pensar por sí mismos, en definitiva.

Es el planteamiento educativo en el que lleva inmerso Begoñazpi Ikastola desde hace algunos años y que, entre otras herramientas educativas, le ha llevado a profundizar en el proyecto de investigación científica, un reto que permite a los alumnos desarrollar habilidades y destrezas como la creatividad,  la toma de decisiones o el trabajo cooperativo.

¿Qué es la investigación científica?

Es el proceso por el que los alumnos deben buscar soluciones reales para un problema real. Es decir, deben obtener nuevos conocimientos y aplicarlos para la búsqueda de soluciones a problemas o interrogantes de carácter científico.  En Begoñazpi, este proceso se aplica en Secundaria y Bachillerato. Cada curso en su correspondiente nivel, los alumnos parten de un planteamiento –un proyecto- que les llevará, a través del método científico, a analizar problemáticas reales para encontrar, asimismo, soluciones reales.  “Es importante que sean problemas reales; los alumnos tienen que ver el valor de que lo que aplican vale para algo”, resume Bernat Bernaola, jefe de estudios de Secundaria y Bachillerato de Begoñazpi Ikastola.

Los alumnos parten de un planteamiento –un proyecto- que les llevará, a través del método científico, a analizar problemáticas reales para encontrar, asimismo, soluciones reales

Pero la investigación científica tiene un proceso. El punto de partida, la hipótesis y su enunciado, les llevará a buscar información, a contactar con expertos, a realizar trabajo de campo… Y, después, a presentar unas conclusiones y defender su proyecto. En el caso de Bachillerato, cada uno de los proyectos debe tener relación con la rama concreta en la que estudian: la de historia-economía, biología-química  o física-dibujo-técnico.

Vayamos a por ejemplos concretos para visualizarlo.  Durante este curso, uno de los grupos alumnos de Bachillerato presentó la siguiente problemática. ¿Es posible ahorrar energía en la ikastola; es posible encontrar métodos alternativos?  Tras contactar con el Ente Vasco de la Energía (EVE), los alumnos plantearon una hipótesis. “A través de placas solares, instaladas en el tejado de la ikastola, sería posible generar energía para abastecer al centro de corriente eléctrica más barata”.

La investigación científica en Begoñazpi Ikastola

Paneles solares en Begoñazpi Ikastola. Los alumnos han diseñado el modelo. Está en fase de estudio.

Para ello, los alumnos, que aplicaron sus conocimientos en física y dibujo técnico, estudiaron las dimensiones del tejado, de las placas solares, también del número de horas de luz o la inclinación necesaria para su colocación. Posteriormente, y en colaboración directa con el EVE, hicieron un estudio de mercado y en torno al coste de la instalación. En total, siete meses de análisis, de trabajo periódico y sacrificio para concluir una investigación científica que tuvieron que presentar ante un tribunal.

Es solo un ejemplo, pero que demuestra a las claras que la problemática estudiada cuenta con soluciones realistas. Tanto, que el equipo directivo de Begoñazpi ikastola está analizando la posibilidad de instalar las placas solares de acuerdo con el estudio de los alumnos.

Pensamiento divergente

Aplican el pensamiento divergente. Deben hacer frente a un problema que puede tener múltiples soluciones. Por eso, la investigación científica tiene mucha parte de creatividad. También de trabajo de cooperativo, toma de decisiones, empatía…”, explica Bernaola.

El mundo laboral necesita trabajadores que sepan analizar situaciones, investigar y tomar decisiones

Hay más ejemplos, como el grupo que ha encontrado el modo de crear fertilizantes y abonos químicos más ecológicos, sin una química tan agresiva, para lo que contó con el apoyo del Departamento de Química de la UPV. O la investigación sobre la relación que hubo en la Segunda Guerra Mundial, el romanticismo y el sentimiento de humillación del pueblo alemán respecto al auge del nazismo. O, como en el caso de un grupo de Secundaria, que creó una APP (aplicación) de móvil para agilizar los tiempos de llegada de los bomberos en casos de inundación en residencias de ancianos y guarderías. Completaron todo el proceso, hasta la creación del software, en parte con la ayuda de la Universidad de Massachusetts.

Es la educación concebida para la vida real. En primer lugar, porque la universidad, de acuerdo con el Plan Bolonia, obliga a trabajar de esta manera. Después, porque el mundo laboral necesita trabajadores que sepan analizar situaciones, investigar y tomar decisiones. Y la investigación científica va mucho más allá de los contenidos del curso. Los alumnos ven el mundo real de manera más cercana.

No solo eso. Ya en Secundaria, y más en Bachillerato, la investigación científica les ayuda a identificar lo que quieren estudiar en la universidad, a su orientación académico-vocacional. Tiene, incluso, una ventana añadida. Al ver el rendimiento de esta herramienta educativa, los alumnos están estimulados. Algo tan necesario como el resto.

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