Begoñazpi Ikastola introducirá el aprendizaje de música reglada en sus aulas, como un Conservatorio o Escuela de Música. El proyecto musical, que empieza ya con la enseñanza del violín a los 4 años, se extenderá hasta 4º de ESO.
El estudio de la música en la educación de colegios e ikastolas ha estado ligado, de forma tradicional y de acuerdo a los currículos marcados por ley en cada época, a un recorrido didáctico básico por el mundo musical. Algo de historia, una introducción al lenguaje musical, a lo sumo la práctica iniciática de un instrumento… Conceptos básicos, dentro de la educación obligatoria, que llevan a los alumnos que quieran profundizar en la educación a elegir caminos externos.
No hay la menor duda de que el estudio de la música reporta beneficios indispensables en el alumnado. Existe, de hecho, un consenso generalizado en la comunidad educativa en torno a la importancia de la educación musical. Aunque, muchas veces, esa generalidad en torno a sus provechos no vaya más allá de que la música siga siendo una materia más o menos presente en el recorrido curricular. Incluso, a pesar de ‘corrientes’ educativas muy actuales que apuestan por trasladar la asignatura al campo de las optativas.
Platón, 400 años antes de Cristo, ya apuntaba a que los patrones que sigue la música –como de todas la artes- son las claves del aprendizaje. Estudios más recientes concretan los beneficios psíquicos y físicos que reporta la música al individuo en general, pero de manera más incidente al niño, por encontrarse en pleno momento de desarrollo. El II Congreso de la UNESCO sobre Pedagogía (1958) determinaba esos beneficios, de la mano de grandes pedagogos del siglo xx como Dalcroze, Ward, Martenot y Orff, y citaba, entre otros muchos, el perfeccionamiento del lenguaje, el desarrollo de la expresión oral, la dicción y acentuación, el vocabulario, la respiración o el pensamiento.
Los estudios posteriores han incidido aún más en los beneficios de la música y su aprendizaje. Pero, sobre todo, han traspasado una barrera histórica para destacar no solo las ventajas de la música, sino de su práctica, de la interpretación musical. De tocar un instrumento, en definitiva. Los efectos de tocar un instrumento en el desarrollo cerebral fue el tema de estudio de la Universidad de Vermont en 2014. Sus conclusiones eran irrefutables: la práctica musical afecta positivamente a las neuronas de la región motora, ya que la utilización de un instrumento exige control y coordinación de los movimientos corporales. Una resolución más elocuente del estudio afirmaba que “la práctica de un violín puede ayudar mucho más que un frasco de pastillas a un niño con trastornos psicológicos”.
“La práctica de un violín puede ayudar mucho más que un frasco de pastillas a un niño con trastornos psicológicos»
El proyecto de música reglada
Entonces, ¿por qué los sistemas educativos pasan de puntillas por la enseñanza musical? Es la pregunta que se ha hecho Begoñazpi Ikastola, aun cuando la educación musical en el centro se extiende desde Infantil a Secundaria. Sin embargo, -es evidente- cualquier alumno que quiere desarrollar su aprendizaje musical y cursar la carrera de música tiene que recurrir a agentes externos, a escuelas oficiales de música o conservatorios.
Un profundo análisis de esta situación ha llevado a Begoñazpi a rehacer de manera estructural la educación musical en el centro. La inteligencia musical, tal y como marca la teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner, adquiere, así, todo su sentido.
El objetivo, ambicioso, es el de proporcionar educación musical oficial, reglada, como lo hace un conservatorio o escuela de música, a los alumnos que lo deseen. Y ello implica la práctica de instrumentos, además, por supuesto, de las materias complementarias.
El objetivo, ambicioso, es el de proporcionar educación musical oficial, reglada, como lo hace un conservatorio o escuela de música, a los alumnos que lo deseen.
Este curso 2016-2017, Begoñazpi Ikastola ya ha puesto las bases para reestructurar esa educación musical y ofertar un proyecto global que permitirá a cualquier alumno tener casi a punto el grado medio de música al terminar sus estudios de Secundaria.
Todo parte a los 4 años. Los niños, además de navegar por un mundo de canciones, bailes, musicoterapia o expresión corporal, se inician en el aprendizaje del violín. El objetivo, a esta edad tan temprana, no es tanto que aprendan a tocar el instrumento, más allá de melodías simples. “Se familiarizan con el instrumento, con la música, empiezan a conocer el lenguaje musical, su responsabilidad con el violín, empiezan a sacar pequeñas melodías… “, explica Nerea Peña, profesora de Infantil y violinista.
Ahora, en Begoñazpi Ikastola, algo más de 100 niños de 4 años toman el arco y el violín, un instrumento de cuerda ergonómico, amable, muy unido a la música tradicional y a la moderna y que, ante todo, les permite interiorizar la música instrumental al tiempo que conocen la entonación y el ritmo.
Los instrumentos, de forma constante
La educación musical en contacto permanente con los instrumentos continúa ahora en 1º y 2º de Educación Primaria, cuando los chavales tienen la opción de probar y practicar con las diferentes familias musicales: viento, cuerda y percusión. Al mismo tiempo, prosigue su educación musical en las horas marcadas con un método propio, que incide, por medio del piano, en el aprendizaje de lenguaje musical, ritmos y melodías.
Es en 3º de Primaria cuando llega el mayor cambio. A partir de los 8 años, los alumnos se iniciarán, siempre que lo deseen, en la educación musical reglada. La ikastola practicará aquí un desdoble que llevará a unos alumnos al aprendizaje ‘oficial’ y, a otros, a continuar la línea habitual en clases de música dentro de Educación Primaria.
“Van a poder aprender música, de manera oficial, y tocar el instrumento que quieran sin moverse de la ikastola”,
Esta educación reglada, ‘de conservatorio’, permitirá a los chavales profundizar en el lenguaje musical, dentro de las horas de música destinadas en el horario lectivo. Para la práctica del instrumento, tal y como marca la educación musical reglada, destinarán las clases extraescolares. “Van a poder aprender música, de manera oficial, y tocar el instrumento que quieran sin moverse de la ikastola”, sintetiza Naroa San Millán, profesora de Educación Primaria y oboísta y pianista.
Hasta que este desdoble llegue a Educación Secundaria, Begoñazpi Ikastola mantiene en esta etapa un minucioso programa musical que combina la teoría, la historia, el canto, la práctica del instrumento y la ejecución de coreografías gracias a las horas lectivas y extraescolares. Así, ya en Secundaria y como asignatura, los alumnos alternan la historia de las diferentes etapas musicales con el canto, el baile y la práctica de la guitarra, que “a estas edades es un instrumento que va más allá del conocimiento musical por su implicación social, además de ayudar a la motricidad y lateralidad”, cita Anuska Bilbao, responsable musical de ESO. La música, de hecho, cala entre los jóvenes. Los que tocan diferentes instrumentos en las extraescolares –guitarra eléctrica, batería, teclado…- ya están formando varios grupos de música.
Es, precisamente, esta unión tradicional con la práctica de los instrumentos de Begoñazpi Ikastola lo que ha llevado al centro a poner en marcha este programa integral de música. “Es muy importante escuchar y sentir la música, pero más importante aún, sobre todo de cara a la educación, es crear música, tocar”, coinciden las profesoras.
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