Palenque, la solidaridad llevada a la educación

Hermanamiento de Begoñazpi Ikastola con Palenque.

Hermanamiento de Begoñazpi Ikastola con Palenque.

Durante 15 años Begoñazpi Ikastola impulsó, de la mano de Misiones Diocesanas, un proyecto educativo y solidaridad en Palenque (Ecuador), una zona donde la pobreza más extrema alcanza a la mayoría de la población. Convencer a las familias de las zonas rurales de que sus hijos fueran a la escuela era una de las principales tareas.

“El principal trabajo consistía en convencer a las familias, casa por casa, para que sus hijos fueran a la escuela, sobre todo en las zonas rurales, de la importancia de la educación para sus hijos”, relata Anuska Bilbao, una de las profesores de Begoñazpi Ikastola que acudieron en diferentes ocasiones a Palenque, el municipio ecuatoriano con el que el centro escolar se hermanó y donde desarrolló un proyecto de la mano de la Diócesis de Bilbao.

Y no era un trabajo sencillo. En un municipio donde la pobreza alcanza a la práctica totalidad de la población, la educación era algo secundario, sin futuro. “¿Para qué estudiar si la vida de los chavales iba dirigida al cultivo de los campos de arroz?”, recuerda la profesora.

Palenque es un municipio –cantón- de la provincia de Los Ríos, en Ecuador, con alrededor de 20.000 habitantes, la mayoría de ellos residentes en las zonas rurales en un espacio similar al de Las Encartaciones vizcaínas. La pobreza alcanza a la inmensa mayoría de ellos. Hasta el 92% de la población vive en la pobreza, y hasta un 66,4% -dos de cada tres palenqueños- en la miseria, en la pobreza más extrema. Viven con un euro, o menos, al día.

Hasta el 92% de la población vive en la pobreza, y hasta un 66,4% -dos de cada tres palenqueños- en la miseria, en la pobreza más extrema

Por supuesto, en Palenque la pobreza acarrea problemas en todos los niveles: de alimentación, de salud, de vivienda, de empleo. También de educación. Begoñazpi Ikastola, junto con Misiones Diocesanas, puso su grano de arena durante unos 15 años en la mejora de la educación en esta zona de Ecuador, donde ha cubierto, durante este tiempo, un proyecto cultural, pedagógico y económico que acaba de concluir. La escuela central (La Fátima –la escuelita-) así como las decenas de escuelas rurales y donde desarrollaba puntualmente su labor misionera Begoñazpi Ikastola han pasado a depender del Estado ecuatoriano, con lo que  concluye una historia que este curso se recuerda en la ikastola con diferentes charlas y actividades.

El hermanamiento con Palenque se tradujo en, un primer momento, en la construcción de un nuevo centro educativo, apoyado en todo momento desde Bilbao y también in situ. Poco a poco se fue instaurando la necesidad de llegar a las zonas rurales y educar también a los miles de niños que, de otra manera, pasarían sus días, desde bien pequeños, en los campos de arroz. Las niñas, desde muy jóvenes, no tenían otro cometido que acompañar a su madre en casa. “Poco a poco fuimos compartiendo la idea de que la educación era fundamental”, recuerda Bilbao.

“Poco a poco fuimos compartiendo la idea de que la educación era fundamental en Palenque

“Poco a poco fuimos compartiendo la idea de que la educación era fundamental en Palenque»

Todo ello, a pesar de las enormes dificultades, por ejemplo, para buscar profesores, sobre todo para las escuelas rurales. “Un único profesor para toda la escuela, y muchas veces apenas sabía leer y escribir, pero ayudaba a que los niños fueran saliendo adelante”, señala la profesora, acostumbrada a recorrerse en moto kilómetros y kilómetros de caminos polvorientos.

La Diócesis de Bilbao, a través de Misiones Diocesanas, venía desarrollando la labor misionera en la zona desde los años 50 del siglo XX. Fue en torno al año 2000 cuando surgió la oportunidad de Begoñazpi Ikastola de hermanarse con Palenque y completar la ayuda por medio de la educación.  El proyecto se cuajó a través de cuatro líneas de trabajo: la cultural, la económica, la pedagógica y la relación directa.

La ikastola, así, trabajó con Palenque  en una relación directa, que siempre tuvo como eje al sacerdote Benjamín  Respaldiza, misionero en la zona desde hacía años. El hermanamiento se tradujo en una relación de iguales y duradera y por ello se intercambiaron trabajos sobre los respectivos modos de vida y cultura. Además, alumnos de los dos centros mantuvieron relación por carta e Internet.  También diversos profesores de Begoñazpi acudieron en diversas temporadas, sobre todo en verano, a Palenque, para profundizar en la colaboración pedagógica.

Begoñazpi Ikastola completó la ayuda en Palenque por medio de la educación.  El proyecto se cuajó a través de cuatro líneas de trabajo: la cultural, la económica, la pedagógica y la relación directa.

La colaboración económica, gracias a los alumnos y padres de la ikastola, también sirvió para potenciar la educación en Palenque. La ikastola, mediante diversas campañas, conseguía recaudar cantidades que sufragaban parte de esa educación. Alguna reforma, equipamiento, algunos sueldos de profesores, becas para el alumnado…

Ahora, y después de que Gobierno ecuatoriano hiciera públicas las escuelas, el proyecto Palenque ha dejado de tener razón de ser. Sin embargo, Begoñazpi puso una semilla que consiguió germinar. A lo largo de este tiempo, sin duda, la educación de los chavales de esta zona de Ecuador mejoró sustancialmente. También su futuro.

Elkarbanatu post hau / Comparte este post / Share this post
Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Share on LinkedInBuffer this pageDigg thisShare on RedditShare on TumblrEmail this to someonePrint this page

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


*