En la educación, como en cualquier otro campo, la mejora constante debe ser una realidad. La principal, en un centro como Begoñazpi Ikastola, redunda sin duda en la propia educación de los chavales, por medio de las diferentes acciones –muchas de ellas en torno a la innovación educativa- que se introducen a diario. Pero hay otras mejoras que buscan algo también muy importante, la satisfacción de las familias, que son, al fin y al cabo, uno de los clientes. Como sucede en cualquier organización.
Ante este reto, Begoñazpi Ikastola ha detectado la gran oportunidad que supone la transparencia ante las familias, mostrarles, en definitiva, lo que hace y cómo lo hace. Y Begoñazpi Ikastola, sin duda, cree que “abrir las puertas es una experiencia que enriquece”. Este es, de hecho, el nombre que ha recibido el proyecto de Buenas Prácticas presentado por Begoñazpi al XII Encuentro del Club 400 de Euskalit sobre Orientación al Cliente y que ha resultado ganador.
Pero, ¿por qué abrir las puertas, por qué mostrar el trabajo interno que se realiza en el centro? Nerea Bilbao, jefa de Estudios de Educación Infantil y Primaria, lo resume en cinco ideas principales: “Porque creemos en lo que hacemos; porque creemos que la mejor propaganda son nuestros propios clientes; porque buscamos mejorar la participación de las familias en el centro; porque buscamos transparencia; acercar a las familias a lo que hacemos; y porque existe demanda por parte de las familias para conocer el día a día de sus hijos”.
Creemos en lo que hacemos; creemos que la mejor propaganda son nuestros propios clientes; buscamos mejorar la participación de las familias en el centro; buscamos transparencia
¿Qué mostrar?
Begoñazpi Ikastola trabaja con tres grandes aparatados dirigidos a mostrar a las familias el centro y la educación que imparte: las jornadas de puertas abiertas en Infantil y Primaria (es decir, la visita a las aulas por parte de los padres); las puertas abiertas en el comedor; Legoñazpi Day o la Zientzia Azoka, en las que el alumnado es el protagonista. En todas ellas, los padres pueden interactuar con el centro, observar dónde estudian sus hijos, cómo y con qué contenidos y procesos. Ser partícipes, por tanto, de la educación de sus hijos.
Resultados
Los resultados de abrir las puertas saltan a la vista. De un lado, se observa la satisfacción de las familias respecto a la práctica educativa y el servicio de comedor, y, al mismo tiempo, se permite ajustar sus expectativas. En un plano más personal, se mejora la visión de la figura del profesorado, se valora su trabajo y se crea una cercanía y empatía. Por supuesto, como resultados estratégicos, se logra la participación de las familias en el centro y se mejora de manera muy amplia la transparencia.
“Muchas gracias por la organización. Hemos visto que hay un gran trabajo detrás de cada pequeño logro de nuestros hijos», dice una madre
Traducido en datos, tras la experiencia de conocer el centro, las familias otorgan una satisfacción siempre superior al 9 en una escala del 0 al 10. Así que ahora resulta hasta normal algunas de las lecturas que hacen los padres: “Muchas gracias por la organización. Hemos visto que hay un gran trabajo detrás de cada pequeño logro de nuestros hijos. ¡Cuánto trabajan! ¡Y que a gusto! Están supe motivados para aprender. Eskerrik asko danagaitk!! O, también, por ejemplo: “Ha sido muy gratificante ver durante unas horas la buena organización y el buen funcionamiento de la ikastola. Y sobre todo poder compartirlo con mi hijo”.
Abrir las puertas es, por tanto, una gran oportunidad también en términos de marketing educativo. Abrir las puertas trabaja de forma eficaz, mejora la Vinculación Emocional con el cliente y se traduce en fidelización. Permite al cliente, además, conocer el servicio de una forma directa y real. Un win-win a tres bandas del que sale beneficiada la institución, el cliente y las personas de la organización.