Begoñazpi Ikastola ha introducido en Educación Primaria una nueva manera de enseñar, un nuevo modelo educativo, creado en el seno de la Universidad de Harvard, que radica en la comprensión de los temarios por parte de los alumnos y que, una vez conseguido ese objetivo, permite además suprimir los exámenes tradicionales. Aunque la idea de eliminar examen tradicional llama poderosamente la atención, el marco educativo en el que se desarrolla esta metodología va mucho más allá y los resultados mejoran notablemente. ¿Cómo ha conseguido Begoñazpi Ikastola implantar el modelo educativo ‘La Enseñanza para la Comprensión’ y convertirse así en un referente educativo?
1.- La manera de enseñar
Para conseguir el objetivo final –la comprensión por parte del alumno-, el primer cambio en el modelo educativo del centro debe ser la manera de enseñar. De ese modo, los profesores deben hacer de guía en el proceso de aprendizaje de los alumnos. Y en ese proceso, en el que el alumno debe ser consciente de ello en todo momento, figura la introducción de diferentes metodologías, métodos y herramientas educativas, desde las rutinas y destrezas de pensamiento a las inteligencias múltiples y el aprendizaje colaborativo.
2.- La manera de evaluar
Y si la manera de enseñar es diferente, la manera de evaluar también lo debe ser. Por tanto, la valoración que se aplica a los alumnos deberá medir capacidades, destrezas y sobre todo la comprensión de las materias. Para ello, el profesorado de Begoñazpi Ikastola utiliza diferentes herramientas para evaluar a los alumnos de una manera más justa. Substancialmente, se trata de evaluar su comprensión y no la memorización.
Substancialmente, se trata de evaluar su comprensión y no la memorización.
3.- Herramientas
Una de las herramientas más útiles para esta evaluación son las rúbricas o matrices. Por medio de este sistema –unas tablas en las que se establecen los criterios de las actividades a evaluar- los alumnos saben qué deben tener en cuenta a la hora de llevar a cabo sus actividades. Al mismo tiempo, las rúbricas les dan la posibilidad de autocorregirse y mejorar sus propias actividades. Unido a ello, estas tablas de criterios dan la oportunidad a los alumnos de corregir a sus compañeros (-es la denominada ‘escalera de retroalimentación-), por lo que cada alumno evalúa al de al lado y le aconseja mejoras que puede aplicar a su trabajo. Conclusión, “el que enseña, aprende dos veces”.
4.- ¿Nunca hay exámenes?
En ocasiones es necesario conocer el estado de cada alumno respecto a la comprensión de algún concepto, para lo que se realizan pruebas escritas u orales, pero siempre con el objetivo de que el alumno sea consciente de qué debe mejorar. De hecho, estas pruebas apenas tienen un peso significativo en la valoración final. Son solo un termómetro, un indicador sobre los conceptos a mejorar.
Cada alumno evalúa al compañero y le aconseja mejoras que puede aplicar a su trabajo. Conclusión, “el que enseña, aprende dos veces”.
5.- Observación del profesor
La evaluación es un proceso continuo, por lo que la observación en el aula, por parte del profesor, es fundamental. Los alumnos, mediante sus comentarios, preguntas o acciones, dan al maestro información muy valiosa para detectar el nivel de comprensión de cada uno de ellos. La evaluación, al mismo tiempo, no debe convertirse en un mero indicador, sino que debe servir para que los alumnos sean conscientes de sus avances.