1.- El reto:
Todos los alumnos no son iguales. Los hay quienes cuentan con mayor o menor capacidad para comprender las matemáticas, para aprender idiomas, para expresarse… Y quienes tienen mejor o peor actitud de cara al estudio, o los que cuentan con otro tipo de problemas –dislexia, hiperactividad, discalculia (dificultades en el aprendizaje de las matemáticas)… La casuística es tan variada como el número de alumnos.
Hasta ahí, todos estamos de acuerdo. Pero, ¿cómo debe reaccionar un centro escolar ante esta problemática? La ley establece unas horas lectivas, iguales para todos los alumnos, y todo lo que queda al margen de los horarios lectivos suele quedar a expensas de las familias, que buscan en las clases particulares de apoyo la solución para reforzar el aprendizaje de sus hijos.
2.- Solución interna:
Begoñazpi Ikastola, sin embargo, ha decidido afrontar el problema desde dentro y
dotar a los alumnos que lo necesitan del apoyo y las herramientas necesarias para mejorar sus resultados. “Es nuestro compromiso con los alumnos y con las familias; si la familia decide hacer algo por su cuenta, perfecto, pero nosotros no le decimos búscate la vida, sino que su hijo va a recibir ayuda del centro”, sostiene Merkat Bernaola, Jefe de Estudios de Secundaria y Bachillerato.
¿Y cómo ayudarles? Begoñazpi Ikastola ha dado con dos soluciones principales: por un lado, reforzar el aprendizaje en aquellas asignaturas en las que un alumno va mal y, por otro, enseñara esos alumnos a estudiar, a aprender. Todo ello, tejido a través de diferentes proyectos.
3.- Refuerzo académico.
La ikastola lleva ya cinco años trabajando en un amplio programa –denominado ‘Anitz’- que, en resumen, atiende a la diversidad de cada alumno y que mejora susceptiblemente sus resultados, tanto académicos, como emocionales, de actitud y de clima escolar.
El primer paso es el determinar el grupo de alumnos que deben recibir apoyo, qué tipo de apoyo y en qué materias. El proceso, del que tienen conocimiento en todo momento las familias, determina unas horas lectivas extraordinarias en las que esos alumnos van a recibir clases particulares dentro de la ikastola con sus mismos profesores.
Así parte el proyecto Nire Ordua, que refuerza el aprendizaje de los alumnos de Secundaria y Bachillerato. Tres veces a la semana –lunes, miércoles y viernes-, los alumnos de Secundaria disponen de una hora extra al día para reforzar las materias en las que peor van. Así, con estos alumnos el horario lectivo de Secundaria pasa de las 30 horas legales a 33. En Bachillerato, el refuerzo es de dos horas semanales, con lo que disponen de 34 horas lectivas.
Así, mientras que en el primer ciclo de Secundaria son los profesores los que determinan la materia en la que un alumno debe recibir apoyo, en el segundo ciclo se hace de manera conjunta alumno-profesor, y en Bachillerato son los propios alumnos los que deciden las asignaturas en las que recibir ayuda extra.
4.- Herramientas de trabajo
Esa parte, la más académica dispone de un refuerzo práctico. Begoñazpi Ikastola dota a los alumnos de las herramientas necesarias para que desarrollen un método de trabajo, una manera de aprender a estudiar. Así, un día a la semana estos alumnos asisten a un taller específico, que se divide en cuatro modelos: técnicas de estudio y de comprensión, rutinas y organizadores gráficos de pensamiento, desde mapa conceptuales y mentales a líneas del tiempo, con el que mejorar la comprensión y el aprendizaje de las materias. Porque se da por supuesto que un alumno sabe pensar y estudiar, pero “eso se aprende, y hay que enseñarlo”, explica Bernaola.
La idea parte de que cada alumno dispone de unas cualidades más desarrolladas que otras a la hora de afrontar los estudios. Unos tienen más memoria visual, otros auditiva, otros prefieren manipular la información… En definitiva, cada uno debe clasificar la información de la manera que le resulte más fácil.
5.- Implicación del alumnado
El refuerzo educativo en Begoñazpi también implica al alumnado. Los que mejor van se convierten en parte activa del refuerzo de sus compañeros. Así, con el proyecto ‘Gidari’, surge la segunda parte del programa Anitz.
A través de este programa, los alumnos –el que apoya y el ayudado- se reúnen dos veces por semana, durante sus horas de tiempo libre, para profundizar en las materias oportunas. Los alumnos que mejor van adquieren así un compromiso, pactado de antemano y con el apoyo de las familias, que, además, les otorga un reconocimiento social dentro de la comunidad educativa de Begoñazpi. El alumno ayudado, por su parte, siente la necesidad de esforzarse, dado que es un compañero, por lo general de su mismo curso, el que deja sus horas libres de ocio para echarle una mano.
6.- Resultados
Como en todos los procesos de innovación educativa en Begoñazpi, los resultados forman un parte imprescindible. De un lado, el centro, a lo largo de los cinco años, ha comprobado cómo los alumnos mejoran sus resultados académicos. El número de alumnos que necesitan una segunda convocatoria se ha reducido notablemente, lo mismo que los que repiten curso. Pero los resultados van a más allá: el clima escolar mejora ostensiblemente, además de la actitud del alumnado, que se compromete y se implica en la resolución de sus problemas. Las familias, por su parte, ven con satisfacción la implicación de la ikastola en los momentos en los que sus hijos más lo necesitan.
7.- Material
La implicación con los alumnos que más lo necesitan conlleva también la utilización de material adaptado, en muchos casos, para dar respuesta a problemáticas muy concretas, desde diversas dificultades de aprendizaje, de expresión, a problemas específicos como la dislexia, discalculia, disgrafía… El profesorado, a través de una plataforma interna, dispone del material oportuno para dirigirse a cada uno de estos alumnos.
Del proyecto Dalton a una solución integral
Numerosos colegios de Europa (Holanda, Eslovenia, Polonia o Chequia) están adscritos a la red de centros Dalton, que basan la ayuda al alumno en las directrices que marcó Helen Parkhurst (1886 – 1973), la creadora del Plan Dalton, por la ciudad estadounidense en la que surgió. Más allá de la ayuda individualizada de la que parte este plan, Begoñazpi ha optado por aplicar un proyecto más ambicioso, dando una solución integral e implicando a profesores y alumnos en el reto. Los resultados saltan a la vista. Tanto que centros Dalton de Europa han acudido en diferentes ocasiones a Begoñazpi para conocer y tratar de recoger ideas del plan aplicado en la ikastola.
Muy, muy interesante. Da gusto ver cómo se implica esta Ikastola en la educación de todos sus alumnos.
Buenas tardes;
Mi cuñada me ha enviado un enlace de vuestra página porque tiene a sus hijos estudiando en la Ikastola y he leido vuestro plan educativo para ayudar a alumnos que lo necesitan. Soy miembro del AMPA del colegio Esclavas SC-Fátima y me ha parecido muy interesante vuesto proyecto y su implantación.
Me gustaría que en nuestro colegio se tomasen iniciativas de esta naturaleza con estudiantes de secundaria y bachiller que tienen dificultades de aprendizaje por multiples razones. El ratio de fracaso en este colegio es bastante bajo pero hay casos de fracaso escolar de chavales que podrían tener exito y que se quedan por el camino. Creo que vuestros métodos son un buen sistema que permite obtener de los alumnos lo mejor de ellos mismos. Enhorabuena!!! continuad por ese camino. Hemos descubierto que no solo tenemos una inteligencia y que son multiples. Debemos aprender a potenciarlas para que el rendimiento y la autoestima de nuestros hijos sean optimos.
Flor Simón Pellanne
Muchísimas gracias por tu comentario y reflexiones Flor. Cualquier sugerencia, además, será bien recibida.