Estimulación, experimentación y confianza, desde los 2 años en Begoñazpi Ikastola

Los txikis de dos años de Begoñazpi Ikastola acuden seguros y confiados al aula

Los txikis de dos años de Begoñazpi Ikastola acuden seguros y confiados al aula

Begoñazpi Ikastola introduce en 2 años un modelo pedagógico propio que pone las bases para la educación posterior, basada en la comprensión y el desarrollo emocional

La cultura del pensamiento y el desarrollo emocional, el modelo propio de Begoñazpi Ikastola, se extiende por los diferentes ciclos educativos. Llega incluso hasta la primera etapa de enseñanza, con los niños y niñas de 2 añitos. Son, precisamente, los más pequeños de Begoñazpi Ikastola los que, durante el curso 2018-2019, se han sumergido en una nueva metodología que les iniciará en este modelo de una manera estimulante y atractiva al mismo tiempo.

Begoñazpi Ikastola decidió llevar su modelo pedagógico también a los recién llegados para pasar de un modelo basado, principalmente, en el cuidado de los pequeños, a un modelo pedagógico que introdujera los ejes educativos básicos para abordar los cursos siguientes. Y lo hizo con dos planteamientos: que fuera un modelo muy estimulante y, a la vez, atractivo, de modo que los pequeños encontraran un aliciente añadido al llegar al aula.

Así las cosas, el equipo de pedagogos de Begoñazpi Ikastola se puso manos a la obra hace varios años. El objetivo, poner las bases para que los pequeños de dos años inicien su recorrido de aprendizaje hacia los proyectos de comprensión y hacia el Visible Thinking que desarrollarán en Begoñazpi Ikastola a lo largo del resto de de etapas educativas.

El proceso de investigación analizó diferentes modelos y centros educativos.  Durante dos cursos, Begoñazpi Ikastola profundizó en las necesidades y en el enfoque que debía adoptar la nueva metodología para dar a los pequeños “un desarrollo cognitivo y emocional, seguridad y confianza, autonomía y motivación, principalmente”, explica Jon Crespo, responsable pedagógico de Educación Infantil.

El resultado es una nueva metodología de aprendizaje, propia, que coge lo mejor de otros modelos como la Pedagogía de la Confianza, Reggio Emilia o el Aprendizaje Basado en Proyectos de Comprensión  –modelo Harvard-  de Begoñazpi y lo concreta en cinco ejes:  experimentación, juego simbólico, seguridad, aulas abiertas y la práctica psicomotriz Aucouturier.

1.- EXPERIMENTACIÓN. Este modelo parte de unos objetivos o metas de comprensión que se trabajarán con los niños (estaciones del año y sus características, el paisaje en las estaciones, cómo los sentidos ayudan a aprender nuevas cosas…). Una vez finalizadas las rutinas diarias, los niños van rotando –de cinco en cinco- en diferentes talleres de experimentación, como sensorial y cognitiva, en torno a estas metas y que cambian cada semana. Lo hacen durante una hora en una zona específica para ello.  “Si es el invierno, trabajaremos en torno al frío, la lluvia, el color blanco, alimentos de invierno, etc”, explica Crespo.

2.- JUEGO SIMBÓLICO. Mientras tanto, el resto de niños, en circulación libre, usan el juego simbólico para desarrollarse (cocinitas, taller con piezas, muñecas y bebés…). Además, cuentan con dispositivos musicales para escuchar (cuando ellos quieren) música jazz, clásica y rock), rincones artísticos para pintar, piezas de Lego grandes, mesas de arena y luz, jardineras con libros, toboganes…

3.- SEGURIDAD. PERIODO DE ADAPTACIÓN. El nuevo modelo también deja que sean las madres y padres los que acompañan a sus pequeños dentro de la ikastola y les ayudan a quitarse la chaqueta, sacar sus cosas, ponerse la bata… Tanto a primera hora como durante el resto de la jornada. Los niños, así, se sienten seguros, como en casa.

4.- AULAS ABIERTAS. El modelo educativo tiene su apoyo en una nueva arquitectura.  Las aulas de toda la vida no tienen sentido. Ahora, las aulas son abiertas y todos los niños comparten el espacio, aunque siguen teniendo el referente de su profesora y su aula.  Además, todo es transparente y diáfano, con materiales de calidad –madera- y excelentes acabados (la decoración del espacio educativo, como si fuera una selva, pero con colores neutros, lleva la tranquilidad y la alegría, a un mismo tiempo).

5.- PSICOMOTRICIDAD. La práctica psicomotriz Aucouturier, integrada en Begoñazpi en Educación Infantil, parte del movimiento que necesitan los niños para expresarse, para sentirse bien y ser felices. Con los ejercicios de psicomotricidad alcanzan una mayor libertad y autonomía.

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Resultados

Los resultados de esta metodología no pueden ser más satisfactorios, especialmente en seguridad, desarrollo cognitivo y autonomía.  Así, la seguridad de los niños y niñas de dos años es evidente. “Hemos conseguido que estén como en casa; hasta tal punto que si durante el día ven a aita o a ama, les dan un beso y siguen con lo suyo”, explica Crespo.

El desarrollo cognitivo también ha mejorado, ya que los pequeños, en grupos de cinco, tienen más oportunidades de experimentación, de aprendizaje e, incluso de disfrute. Al mismo tiempo, han ganado en autonomía. Ya no dependen tanto de la andereño gracias a la circulación libre.

Aún quedan pasos que dar, no obstante. El curso que viene se podrán en marcha talleres de juego heurístico, dirigidos a la exploración de nuevas sensaciones a través de objetivos (abrir, cerrar, enroscar, atar…) y se profundizará en el trabajo en torno al lenguaje, con canciones, versos…

Begoñazpi ikastola refuerza así su educación y pone las bases desde los dos años para que todo su recorrido a lo largo de su educación sea coherente y satisfactorio.

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